Saturday, May 20, 2006

Abrir los Ojos, una vez más...

Hoy me desperté y simplemente abrí los ojos. He estado toda la semana pre-ocupada por la universidad, el estrés de las pruebas, las notas y porqué no decirlo, también por mi futuro.

Por primera vez en mi vida me sentí sobrepasada por todo lo que tenía que hacer y que finalmente hice sin ganas. Por supuesto, esto me llevo a pensar: ¿Es esto lo que quiero para mi vida? ¿Es importante? ¿Me hace realmente feliz? ¿Estoy realmente aportando de alguna forma?... tantas preguntas cuyas respuestas me llevaron ala pregunta realmente importante: ¿me estoy volviendo ciega nuevamente?

He vivido toda mi vida en la burbuja del mundo burgués de cuyo karma aún no he podido despojarme, y creo jamás lograré hacerlo por completo. Esta es una carga que a veces odio, pero que también agradezco porque me ha permitido entender muchas cosas y abordar problemáticas desde perspectivas distintas a las establecidas, que van más de acuerdo conmigo o con la persona que he intentado construir.

Hoy pensé en lo que está ocurriendo ahora en nuestro país. Cuánta gente sufre producto de las injusticias sociales: presos políticos al borde de la muerte por una huelga de hambre, recluidos por reclamar lo que les pertenece, comunidades enteras despojadas de sus tierras por transnacionales que solo quieren enriquecerse a costa de nuestros recursos... y la sociedad ensordece: los malls siguen funcionando, las señoras siguen comprando en la boutique de siempre, juntándose a tomar el té, riendo frívolamente mientras se preocupan del dinero del mes que les permitirá seguir disfrutando de la buena vida; mientras sus maridos ausentes, consumidos por el trabajo, creen que ganar cantidades ridículas de dinero les permitirá comprar su felicidad. Y esto es lo que no me gusta, las problemáticas que invaden mi círculo y que hoy en día decido abordar.

Fue una conversación de micro lo que me hizo cuestionar todo esto y cómo lo agradezco. He vivido toda mi vida creyendo que la libertad individual es un supuesto universal y... sí, esta es una forma bastante burguesa de abordar los problemas. Pero resulta que la burguesía también es parte de la sociedad (muchas veces más victimaria que víctima, pero parte al fin y al cabo), y por lo tanto también debemos cambiarla para hacer duradero cualquier otro tipo de cambio. Por supuesto existen problemáticas más urgentes, como la enorme cantidad de gente cuyas obligaciones con sus hijos y sus familias- la necesidad diaria de darles de comer, de brindarles una educación- no les permite cuestionarse siquiera acerca de la existencia de la libertad. La necesidad de abordar estos problemas es tan urgente como las problemáticas mismas, pero hoy simplemente me siento demasiado pequeña para abordarlas y es por eso que decido abordar los problemas desde otra perspectiva. ¿Más cobarde quizás? puede ser, pero no por eso menos necesaria.

Frente a todas estas problemáticas: ¿qué importancia tiene mi felicidad personal? Ninguna, en absoluto. Ese ha sido mi norte y la premisa básica que ha guiado las decisiones más importantes de mi vida. Esto es simplemente una reflexión personal, para recordarme porqué hago lo que hago y que la felicidad personal es simplemente la consecuencia lógica de vivir por este bien mayor, entendiéndolo como aportar desde mi perspectiva para lograr cambios positivos desde mi visión de mundo. Es entonces la certeza de no haber sido aún consumida por la pasividad y el conformismo dominantes lo que me permite seguir adelante.

Pero hoy en día me es difícil a veces permanecer en el camino que escogí. Frente a las presiones sociales es mucho más fácil dejarse llevar. Mantenerse al margen es un trabajo diario, personal y necesario, que hace tiempo ya decidí asumir y del que en ningún caso me arrepiento.

Bueno, veo que he eliminado una inconsecuencia personal que ya me estaba quitando el sueño… pero acabo de encontrar otra jajajaja… esto del dinamismo del ser humano me impide eliminarlas todas, ¡pero es tan necesario intentarlo!
En fin… dejo estas divagaciones para sumirme en más reflexiones y ver si puedo hacer algo por llevarlas a la práctica. Adiós.

Monday, May 01, 2006

De la desilusión a la esperanza

Desde niños nos enseñan a vivir en el conformismo y aprendemos que la sociedad es un esquema establecido al que debemos adaptarnos. Aprendemos así a negarnos, a deshumanizarnos un poco y a no soñar, para evitar desilusiones y sufrimientos "innecesarios". Pero no nos damos cuenta que de esta forma vivimos en la desilusión; en una desilusión por el mundo, por la gente que nos rodea y por nosotros mismos también, porque dejamos de confiar en nuestras capacidades y en nuestras posibilidades.

Crecemos pensando en un futuro establecido y a veces nefasto, para el que debemos estar preparados “porque con esto de la globalización y el crecimiento de la economía la competencia del mercado está en aumento”. Vivimos en pos de lo que quiere la sociedad chilena como si esta fuera una especie de monumento del que no formamos parte, estático y establecido. La globalización y la economía aparecen como gigantes enormes que se nos vienen encima y no podemos evitar temer y sentirnos insignificantes. Dejamos entonces de creer en los cambios y nos conformamos con lo que existe, porque “es lo que hay”.

La esperanza aparece entonces como una quimera, sinónimo de idealismo irracional, cuando la verdadera esperanza no es sino tener fe en que las cosas pueden ser mejores dentro del marco que la razón nos entrega, fe en nuestras posibilidades de acción y en las capacidades de la humanidad.

Pero esta no es una fe pasiva sino activa, que nos lleva a tomar las riendas de nuestras vidas y comenzar decidir, cambiar lo que no nos gusta (partiendo por nosotros mismos), para poder así alcanzar lo que esperamos. Por lo tanto, la esperanza implica una acción y no puede atribuirse a los soñadores pasivos que se sientan a esperar un que un milagro cambie sus vidas.

Dentro de este contexto, nos dejamos llevar por el miedo, nos olvidamos de soñar y cometemos el error más nefasto: perdemos la esperanza. Es entonces cuando olvidamos que los gigantes que nos presentan realmente no existen, y que esta en nosotros decidir cómo vivimos nuestras vidas, cómo construimos nuestro futuro, sin que por eso esperemos que el mundo cambie de la noche a la mañana. Todo cambio es un proceso, pero un proceso que debe partir por uno mismo y que de a poco se contagia, que requiere de esperanza, de decisión y de confianza en nuestras capacidades, en las capacidades de la humanidad y por sobretodo, en la gente.