Monday, May 01, 2006

De la desilusión a la esperanza

Desde niños nos enseñan a vivir en el conformismo y aprendemos que la sociedad es un esquema establecido al que debemos adaptarnos. Aprendemos así a negarnos, a deshumanizarnos un poco y a no soñar, para evitar desilusiones y sufrimientos "innecesarios". Pero no nos damos cuenta que de esta forma vivimos en la desilusión; en una desilusión por el mundo, por la gente que nos rodea y por nosotros mismos también, porque dejamos de confiar en nuestras capacidades y en nuestras posibilidades.

Crecemos pensando en un futuro establecido y a veces nefasto, para el que debemos estar preparados “porque con esto de la globalización y el crecimiento de la economía la competencia del mercado está en aumento”. Vivimos en pos de lo que quiere la sociedad chilena como si esta fuera una especie de monumento del que no formamos parte, estático y establecido. La globalización y la economía aparecen como gigantes enormes que se nos vienen encima y no podemos evitar temer y sentirnos insignificantes. Dejamos entonces de creer en los cambios y nos conformamos con lo que existe, porque “es lo que hay”.

La esperanza aparece entonces como una quimera, sinónimo de idealismo irracional, cuando la verdadera esperanza no es sino tener fe en que las cosas pueden ser mejores dentro del marco que la razón nos entrega, fe en nuestras posibilidades de acción y en las capacidades de la humanidad.

Pero esta no es una fe pasiva sino activa, que nos lleva a tomar las riendas de nuestras vidas y comenzar decidir, cambiar lo que no nos gusta (partiendo por nosotros mismos), para poder así alcanzar lo que esperamos. Por lo tanto, la esperanza implica una acción y no puede atribuirse a los soñadores pasivos que se sientan a esperar un que un milagro cambie sus vidas.

Dentro de este contexto, nos dejamos llevar por el miedo, nos olvidamos de soñar y cometemos el error más nefasto: perdemos la esperanza. Es entonces cuando olvidamos que los gigantes que nos presentan realmente no existen, y que esta en nosotros decidir cómo vivimos nuestras vidas, cómo construimos nuestro futuro, sin que por eso esperemos que el mundo cambie de la noche a la mañana. Todo cambio es un proceso, pero un proceso que debe partir por uno mismo y que de a poco se contagia, que requiere de esperanza, de decisión y de confianza en nuestras capacidades, en las capacidades de la humanidad y por sobretodo, en la gente.

1 Comments:

Blogger Don Shino said...

Creo firmemente que no es casualidad que hayas escrito esto el primero de mayo, más menos a la misma hora que muchos desilusionados de este sistema se juntaron en Alameda para abrir los ojos de los demás, para pelear por algo mejor para todos. Ellos no pelean por ellos mismos, ya que si fuera por eso se irían a Bolivia o a Venezuela. Ellos pelean por NOSOTROS, POR TODAS LAS VICTIMAS de este sistema deshumanizante y cosificante, en que el dinero ha llegado a ser más importante que la vida, tanto humana como del resto de los seres vivos. Los que "no están ni ahí" con la sociedad son los que están haciendo algo por cambiarla... y ese algo es intentar abrirnos los ojos a nosotros, los que vivimos en la inacción, el conformismo...

Hay maneras y maneras... es cierto... se puede protestar pacíficamente (quedó demostrado en la marcha por la Tierra del 22 de abril... fue increible... Fotos Indymedia, Fotos noapascualama.org) pero ante la provocación (que obviamente no es mostrada en TV) solo queda responder (Fotos... hay en varios lados mas en esta misma página...).

Somos muchos... no debemos perder las esperanzas de tener una sociedad mejor (bueno... la sociedad no es la del problema... es el sistema económico el del problema...), debemos participar para lograrlo.

Los sueños son posibles!

Wladimir

9:30 AM  

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